"VIAJE A THAILANDIA" por VERONICCA

 Mi marido tiene un amigo que viaja mucho por su trabajo y porque le gusta conocer lugares exóticos con todo lo que esos sitios pueden ofrecerle, sobre todo en el aspecto sexual, sobre lo que ya nos había contado de su anterior experiencia en un viaje a tierras sudamericanas como quedó reflejado en mi anterior relato “Haciendo turismo sexual”.

 Esta vez había viajado a Tailandia, a pasar unos días de vacaciones acompañado de un amigo que le convenció para ir allí, ya que a él no le atraían especialmente las mujeres asiáticas, pero este viaje cambió totalmente su concepto sobre ellas y tal como nos reconoció volvió enamorado de su encanto. Y esto es un resumen de lo que nos contó:


““Al llegar allí hicimos lo típico de todos los turistas en busca de emociones fuertes, caminar por las calles donde se concentran los clubs y locales de strip-teasse a donde continuamente nos invitaban a entrar con insistencia, pudiendo visitar de este modo unos cuantos donde nada más entrar, donde ya te dejabas llevar por esa extraña atmosfera que te desconectaba del mundo exterior y en los que llegabas a sentir una sensación de sentirme como drogado por esa sensualidad que lo invadía todo a pesar de la sordidez de algunos lugares.

Por todos lados se veían auténticas bellezas bailando en las improvisadas tarimas o acercándose sonrientes e insinuantes pegando sus cuerpos al nuestro de una forma que era inevitable ponerse a acariciar su piel semidesnuda, por lo que se nos hacía difícil no aceptar su invitación para acompañarlas a las habitaciones.

Una de las cosas que más te sorprenden son el tipo de espectáculos sexuales que se ofrecen en esos lugares, exaltando la habilidad vaginal de esas chicas para cosas tan dispares como fumar cigarrillos o expulsar pelotas de ping pong de su coño, tras lo cual te exigen la correspondiente gratificación, ya que en algún momento pueden resultar agobiantes o agresivos ofreciendo sexo en esos locales más visitados por el “turismo sexual”.

A mi todas las chicas que veía me parecían jovencísimas, aunque también es verdad que allí todas aparentan mucha menos edad de la que tienen y su aspecto aniñado con esas formas tan definidas las hacían irresistibles para dos europeos como nosotros poco acostumbrados a tener a nuestra disposición tantas chicas con ese aspecto adolescente que nos llenaban de morbo.

Al final, después de visitar varios Clubs, yo me decidí a ir con una de las chicas que más me había impactado con su menudo y sinuoso cuerpo lleno de curvas, y con unas tetas que se entreveían, que eran toda una invitación a masajearlas y chuparlas sin descanso.

No me atreví a preguntarle su edad, porque nos habían dicho que aquí todas las chicas mentían sobre su edad para alimentar la fantasía de los clientes, jugando con esa ambigüedad que su apariencia les daba, por lo que esta chica podría parecer perfectamente de 14 años aunque tuviera 20 en realidad.

Al entrar en la pequeña habitación me dejé llevar por esa especie de ritual del sexo tal como lo entienden en esta cultura donde las mujeres son enseñadas desde niñas por sus madres en las más diversas técnicas sexuales para proporcionar el máximo placer al hombre y hacerlos sentir como únicos en el mundo.

Después de un sinfín de besos y caricias sin las prisas a las que estamos acostumbrados aquí, que elevaron mi excitación a su grado máximo cuando empezó a lamer mi pene envolviéndolo con su lengua y proporcionándome unas sensaciones desconocidas para mí, que en otras circunstancias habrían disparado mi eyaculación, pero en este caso era como si ella supiera controlar sus movimientos y los tiempos para que esta no se produjese todavía.

 Yo también quise corresponderla y me puse a lamer esa vagina húmeda que en cuanto mi lengua la probó, pareció embriagarme con su sabor, deleitándome en recorrerla con mi boca admirando su hermosura y provocando los primeros gemidos de la chica, lo que me produjo una mayor excitación todavía, llevándome mi ansiedad a empezar una rítmica penetración que a diferencia de otras chicas con las que había follado, me llamó la atención de que tenía la sensación como si dentro de su vagina hubiera una mano que estrujara mi polla presionándola en sus puntos sensibles dispuesta a sacarme hasta la última gota de semen, por lo que llegó un momento en el que ya no aguantaba más tiempo sin sacarla de su coño, tuve  una corrida interminable que me dejó exhausto en la cama. 

A causa de ello, me quedé medio adormilado y antes de que me diera tiempo a recuperarme, la chica ya había desaparecido de la habitación, quizás a la búsqueda de un nuevo cliente.

Salí un poco aturdido de la habitación, lo que notó mi amigo que me esperaba con ganas de decirme:

—A que ha sido increíble…..

—Sí, tenías razón en todo lo que me contaste de estas chicas.

Mientras yo estaba en la habitación con la chica, él se había hecho amigo de un inglés, llamado Jack, que hablaba un entendible español gracias a sus vacaciones en España desde niño, contándonos que ya llevaba viniendo varios años a Tailandia y se conocía todos los secretos del país:

—Ya me dijo tu amigo que os gustaría visitar otros sitios más discretos donde la edad de las chicas baja bastante —me dijo él, dando a entender una cierta confianza conmigo al decirme eso.

—Si pudiera ser, sí. Nos han dicho que aquí se puede encontrar todo lo que puedas imaginar.

—Así es, por eso tiene fama este país y muchos hombres de todo el mundo vienen buscando eso, ya me entendéis, sexo, niñas que parecen putas, o putas que parecen niñas, da igual, jaja.

—En estos Clubs todas son una tentación, pero seguro que hay otros lugares no tan visitados, pero más interesantes —le comenté.

—Jaja. Tú sabes bien lo que quieres….. Hace años todo era más fácil, te las ofrecían por la calle y estaban a la vista, pero ahora está todo más controlado para dar una apariencia de más legalidad, aunque todo el mundo sabe que esos sitios siguen existiendo, sólo hay que saber llegar a ellos. Yo os llevaré a uno que conozco.

Nuestro nuevo amigo, Jack, nos sacó de esa zona donde todo tipo de bares ocupaban cada casa, hasta llegar a una calle más desierta y oscura, continuando caminando por un callejón lleno de charcos por donde apenas se veía en la oscuridad, llegando finalmente a una casa, a la que llamó a la puerta, abriéndonos un chico joven tailandés, que después de hablar unas palabras en inglés con nuestro amigo, nos dejaron pasar a una estancia llena de humo donde estaba montado un bar en el que había unos clientes bebiendo unas copas acompañados de varias chicas que realmente eran más jóvenes que las que habíamos visto antes, ya que a mi prácticamente estas si me parecían unas niñas, vestidas con una lencería que resaltaba sus encantos, dándole un aire de irrealidad a aquél escondido lugar.

Mientras nos tomábamos algo, pudimos observar con más tranquilidad  ese lugar lleno de hombres mayores abrazados a unas niñas casi desnudas a las que sobaban sin disimulo, muchas de ellas no tenían prácticamente tetas, lo que nos daba una idea de la edad que podrían tener, fijándonos a la vez en otras chicas que estaban solas, algunas con unas buenas tetas, a pesar de su aspecto aniñado también, a la espera de clientes que requirieran sus servicios, mientras el inglés nos iba diciendo:

—Cómo podéis ver, en estos lugares abundan las chicas jovencitas por todos los sitios y es bastante frecuente que los clientes, si quieren, entren juntos en la habitación con un grupo de chicas, llegándose a montar auténticas orgías en las habitaciones, que ellos  graban con sus móviles. Esto lo pueden hacer porque disponen de muchas chicas, que no sé si sabéis que las traen del interior del país, que no es tan turístico.

—Yo he leído en algún lado que los propios padres las venden para conseguir dinero para poder vivir —le dije yo.

—Sí, son zonas más pobres, donde tienen muchos hijos y no pueden alimentarlos a todos, por lo que pueden dar salida a las niñas de esta forma.

—Veo que los hombres están acompañados por chicas de varias edades, cada uno de ellos.

 —Suelen hacerlo así, porque es la forma de que las más mayores vayan enseñando a las más pequeñas a comportarse con los clientes y a las que luego en las habitaciones van enseñando todo lo que se puede hacer en el sexo, ya que muchas cuando llegan aquí son totalmente inexpertas, aunque también las hay que ya están cansados de follárselas en sus casas, antes de mandarlas aquí.

—A eso me parece que aprenden pronto, jaja.

—Sí, a abrirse de piernas y a dejarse joder se aprende en un momento, pero les enseñan unas técnicas típicas de las mujeres de aquí.

—¡Ah!, sí, como lo que me hizo a mí la chica del Club, que me dejó k.o., jaja —le contesté yo.

Mientras hablábamos, se nos acercó un hombre, preguntándonos si queríamos pasar a una de las habitaciones a donde nos llevarían a un grupo de chicas para que eligiéramos.

Jack nos dijo que le acompañáramos y nos llevaron a una de las habitaciones más amplias, que tenía tres camas grandes juntas donde te podías mover con toda comodidad permitiendo los juegos en grupo, trayéndonos luego a un grupo de chicas sonrientes de edad variada, vestidas con esa lencería que las hacía tan sexys y apetecibles, donde realmente había para todos los gustos.

Nos dijeron que cada uno podía escoger a tres chicas, pero que luego todos podríamos estar con todas las demás, así que yo elegí a tres que me gustaron, de varias edades, para que la mayor pudiera ir enseñando a las pequeñas, lo que me daba un especial morbo contemplar como lo hacían.

Después de desnudarnos todos, las más mayores tomaron la iniciativa y se pusieron a chuparnos las pollas hasta dejarlas en todo su esplendor de dureza, llamando luego a las otras, que miraban atentamente, para que participaran, alternándose las pollas en sus bocas o incluso como me pasó a mí, con las lenguas de tres chicas a la vez, lamiéndome todo el pene y los testículos poniendo esas caras de vicio que se ponen cuando estás haciendo algo con verdadero gusto y más, el verlas en esas niñas era de un morbo difícil de describir.

Era sorprendente con su edad, la habilidad que demostraban con la lengua y sus bocas ejerciendo la presión justa para ofrecer el mayor placer, confirmando la educación que recibían para adorar a los hombres, con esa ternura y eterna sonrisa en sus rostros. 

Luego, la más mayor de ellas se montó sobre mi polla, empezando unos suaves vaivenes que me hicieron volver a sentir esa sensación única que había tenido con la otra chica del Club, mientras le indicaba a una de las pequeñas que se colocara sobre mi cara para que yo pudiera chupar su carnosa vagina sin un solo pelo, de la que pude disfrutar como el mejor de los manjares.

La chica que me estaba follando, al poco rato se levantó dejando su lugar a otra de las chicas, que continuó moviéndose sobre mí durante un rato, para ir dejando paso a las otras dos sin darme el tiempo suficiente para poder correrme con ninguna. Hasta que mandaron ponerse a una que no tenía prácticamente pecho, pero sí unos ricos pezones oscuros, y que parecía la más jovencita de todas, confirmándolo también porque a mi polla le costó más trabajo entrar en su estrecha vagina, pero cuando consiguió tenerla toda dentro y empezó a moverse, la sensación de ordeño que sentí fue tal que acabé corriéndome abundantemente rebosando el semen por fuera de su coñito mientras se notaba que ella estaba disfrutando realmente por la expresión de su cara.

Luego pude ver como mi amigo había colocado a cuatro chicas juntas a las que iba follando alternándose en sus vaginas hasta que acabó corriéndose también encima de ellas y Jack se había puesto a follar a la chica que tanto me había hecho correrme antes. 

Realmente era todo una auténtica locura de sexo desenfrenado que quería que no terminase, porque con tantas chicas a mi alrededor, quería follármelas a todas, pudiendo mi polla probar todavía el coño de otras tres chicas antes de correrme por segunda vez.

Cuando salimos de allí, Jack nos dijo que la chica más joven era el primer día que estaba allí, lo cual me sorprendió más por la soltura con que se había comportado, confirmándome ya totalmente que en ese país estaban las auténticas diosas del sexo, que parecían haber nacido para follar, algo que había descubierto por la insistencia de mi amigo en que fuéramos allí de vacaciones, pero todavía nos esperaban muchas nuevas experiencias que teníamos que probar antes de marcharnos de ese lugar.

Quedamos con este amigo inglés para el día siguiente, para que siguiera enseñándonos esos lugares especiales, preguntándonos si nos gustaban los “ladyboys”, contestándole yo:

—Sí, las chicas con polla, o chicos trans con tetas, no sé muy bien….

—Así es. Pues aquí están los más bellos del mundo, son una auténtica maravilla para disfrutar del sexo de otra manera.

Yo tenía mis reticencias, porque a mí nunca me habían ido esas cosas de los travestis, trans o como quieran llamarlos. Al final, si tenían polla, eran hombres para mí, pero mi amigo si tenía muchas ganas de probar todo eso y les acompañé expectante por lo que podría suceder, ya que los ladyboys suelen ser los más buscados por los turistas experimentados cuando se viaja a ese país.

Así que nuestro amigo inglés, nos llevó a otro de esos Clubs, que en este caso parecía más sofisticado o de más lujo, viendo a mí alrededor bellas mujeres, algunas realmente espectaculares, preguntándole a Jack:

—¿Son todas ladyboys?

—No, jaja, solo algunas, ¿a que no las diferencias?

—Realmente no, aunque intento fijarme en su entrepierna, jaja.

Algunas de ellas se nos acercaban buscando estar un rato con nosotros, viendo veíamos bailar a otras contoneándose agarradas a esas barras típicas de estos lugares, vestidas únicamente con un tanga, que una de ellas se quitó sorprendiéndonos con una considerable polla que nos mostró orgullosa, diciéndome Jack:

—¿Qué te ha parecido eso, amigo?

—¡Buufff! Menuda impresión. No me lo esperaba viéndola bailar….

—Pues imaginártela en una cama contigo…

—Pero es que yo no quiero que me meta eso en el culo, jaja.

—Tú déjate llevar y quien sabe lo que te apetecerá cuando estés cachondo.

—Bueno, como mucho, comerle la polla sí, jaja.

—Así empezamos todos, amigo, y luego probamos de todo —dijo Jack, muy seguro.

Yo me imaginaba que él ya había probado de todo, y que sabía de lo que hablaba, pero en principio, tenía mis prevenciones.

Durante ese tiempo, otras chicas continuaron acercándose a nosotros, insinuándose a nuestro alrededor, hasta que una con unas grandes tetas casi a la vista empezó a susurrarme al oído con acento sudamericano:

—¿Te gustan las tetas con rabo?

Yo no le contesté y solo admiraba su cuerpo, que me parecía espectacular, pero empezó a darme morbo que bajo su tanga guardara una polla escondida para sorprenderme, que él seguía ofreciéndome para que la probara en alguna de las habitaciones, por lo que finalmente accedí a acompañarle, ya que entre la bebida y esa música hipnótica acabé excitado, aunque un poco atemorizado, y nos metimos en una de las habitaciones, donde él/ella me dejó que tocara y chupara sus tetas, que sabía que era lo que me gustaba, mientras me pajeaba, poniéndose luego a chupármela con gran maestría.

Como me había aconsejado Jack, me dejé llevar y empecé a disfrutar, atreviéndome por primera vez a buscar su polla para saber lo que se siente teniendo en la mano la polla de otro.

Empecé a masajearla, dándome unas ganas incontenibles de chuparla y metérmela en la boca, como desearía cualquier mujer. Me sorprendió la agradable sensación de tener una polla llenando mi boca, sintiéndola palpitar caliente y dura y aunque quizás se la lamiera con torpeza, a él parecía gustarle, tumbándonos en la cama comiéndonos mutuamente la polla hasta que yo fui el primero en acabar corriéndome en su boca.

Mientras yo seguía chupándole, no me importó sentir como metía su dedo en mi culo, estimulándolo y dilatándolo, preparándolo para un futura penetración en la que yo no había pensado, pero ese placer diferente para mí también me fue invadiendo, sacándome la polla de la boca y colocándome de rodillas en la cama ofreciéndole mi culo como si fuera cualquier cría de las que me gustaba follarme, pero ayudado de un lubricante que echó en la zona, empezó a penetrarme despacio al principio, hasta que mi ano fue cediendo a su empuje y casi sin darme cuenta, ya tenía media polla metida dentro, empezando a follar mi culo con vaivenes suaves para ir acelerando a medida que con una mano, él pajeaba mi polla recién corrida.

Entre el placer de mi penetración anal y el masaje en mi polla, se me puso dura como piedra, a punto de eyacular nuevamente, pero él se corrió primero dentro de mí, y antes de que yo lo hiciera, me ofreció su culo para que lo penetrara.

Teniendo ante mí, un espléndido culo, que nada tendría que envidiar al de cualquier mujer, me puse a follarlo con gusto, agarrando a la vez su polla, de mayor tamaño que la mía, la que empecé a pajear buscando que echara su semen en mi mano a la vez que yo me corría dentro de su culo, lo que acabó sucediendo casi al mismo tiempo, dejándonos a los dos agotados, aunque él  se recuperó primero y dándome un beso en la boca se despidió de mí.

Al salir de la habitación, me esperaban expectantes Jack y mi amigo, que ya observaron mi cara de satisfacción, con la que sobraba cualquier tipo de explicación, y simplemente sonrieron diciéndome que todavía nos esperaba más.

Ya no sabía que otra cosa podría  ser más que eso, pero después de comer algo para recuperar fuerzas, Jack nos llevó a otra especie de Club, esta vez más discreto, donde volvimos a ver a esos grupitos de niñas rodeando a viejos que las manoseaban sin recato, diciéndole yo:

—Pero esto ya lo probamos, ¿no?

Jack se río maliciosamente y llamó a una de ellas, a la que se puso a besar y manosear debajo de su corto vestido, invitándome a hacer lo mismo, y cuando llevé la mano entre sus piernas, me encontré una nueva sorpresa, al palpar entre mis dedos una pequeña pollita, por lo que tuve que levantárselo para poder ver lo que estaba tocando y sorprendentemente, en medio de la belleza de ese pequeño cuerpo, me miraba desafiante esa pollita erecta, que instintivamente llevé a mi boca y chupé con deleite hasta que unos ricos jugos llenaron mi boca.

—Le ha hecho correrse, jaja, que rico…—exclamó mi amigo.

Si el ladyboy que me había follado antes, me había dado mucho morbo, esto creo que todavía me lo dio más y con todas mis experiencias anteriores desde que habían empezado esas vacaciones, en ese momento me sentía totalmente libre para disfrutar de todas las perversiones que pasaban por mi mente, preguntándome:

—¿Pero cómo puede ser? Si son unas niñas todavía más guapas que las del otro sirio que estuvimos…..

—Así es, amigo. Estas son los bocados más exquisitos que puedas degustar, solo para sibaritas del sexo, dispuestos a disfrutar sin límites —nos comentó Jack, orgulloso de todo lo que nos había enseñado en su guía turístico-sexual.

Rápidamente, se nos fueron acercando esas niñas buscando nuestra compañía, preguntando a Jack:

—¿Estas todas tienen pito?

—Sí, jaja todas, este es un lugar especializado en los “mini-ladyboys”.

—¡Vaya! Nunca lo hubiera imaginado. Que hubiera un lugar como este….. Son demasiadas emociones juntas, jaja.

Algunos en realidad eran niños vestidos y maquillados como niñas, pero otras parecían auténticas niñas llenas de esa ambigüedad que les daba su apariencia y su belleza natural, así como una actitud totalmente femenina que te hacía disfrutar de su compañía de una forma especial.

Después  de estar un rato sobando y excitándonos con esas criaturas, mi amigo parecía especialmente entusiasmado en ese lugar y nos dijo que se iba a la habitación con tres de esas mini ladyboys, así que Jack y yo decidimos acompañarle llevándonos con nosotros a otros cuatro que estaban en el grupo.

Una vez dentro, pudimos contemplar con más detenimiento la exótica belleza y feminidad de esos cuerpos que se reflejaban y parecían multiplicarse en los distintos espejos que cubrían las paredes, y que parecían haber sido hecho para disfrutar del sexo más exquisito y perverso.

Entre ligueros y lencería fina, aparecían esas pollas erectas y tan apetecibles par ser chupadas sin descanso, hasta sacar ese líquido acuoso, que a veces no llegaba a ser semen, de un sabor delicioso.

Ellos también sabían chupar una polla como es debido, pero donde pudimos disfrutar más fue cuando los sentamos sobre nosotros para penetrarlos, contemplando en los espejos como sus pollitas saltaban arriba y abajo al ritmo de nuestra follada, hasta que nuestras corridas se juntaban con las de ellos, acabando de componer ese cuadro orgiástico delirante que nos ofrecía un lugar como ese.

Desde luego, para mí, esa había sido la sensación más fuerte que tuve en esas vacaciones y lo que te deja marcado para siempre, como las múltiples variantes del sexo pueden ser disfrutadas una vez que te liberas de todos los prejuicios y tabúes que vamos teniendo a lo largo de la vida.


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